Como ya puse...aunque el Blog lo empiece ahora en octubre....iré metiendo algunas actividades anteriores. Esta le tengo especial cariño, ya que fue mi primer corredor y le guardo muy buen recuerdo. Seré breve ya que hay muchos detalles que ya no me acuerdo.
Desde Piedrafita de Jaca, se deja el coche siguiendo la pista forestal hasta el parking antes de la barrera (si no hay nieve claro).Comenzamos bien prontito, frontales...mochilas..y a aproximar. La aproximación no es muy larga, unas dos horitas pero con mi ritmo tortuguero no me acuerdo exactamente cuanto nos costo. Desde el ibón de piedrafita se continua hacia arriba por la margen derecha hasta ver el comienzo de la gran diagonal, tener cuidado en no pasarse porque entraríais en el corredor Maribel, más complicado que este.
Nada más empezar |
El corredor comienza bastante ancho y poco a poco se va estrechando. Yo empiezo con algo de caguitis ya que aunque haga mucha montaña, travesía, escalada y lo que sea, nunca había hecho nada de esto y el nervio puede conmigo, aunque con Jorge la verdad que voy muy tranquila porque tengo plenamente confianza en él y controla mucho todo el tema del alpinismo. Poco a poco según pasan los metros voy cogiendo más confianza y disfrutando más, vamos en ensamble hasta los tramos dónde se complica un poco donde Jorge me asegura montando reunión.
Pasamos tres resaltes en total...que la verdad estaban bastante justos...yo no se como narices paso por alguno de ellos, porque yo me colgué como un chorizo en más de una ocasión.
Saliendo de un resalte |
El tiempo pasa y cada vez vamos cogiendo más altura, la temperatura es buena, aunque yo en la primera reunión que montamos ya tuve mis primeros problemas con las manos. Después de pretar un poco para pasar un resalte las manos totalmente congeladas, el lagrimón inconsciente y el "aaah" y gritos de descarga hasta que la circulación vuelve a su sitio, cuando están frías y sin tacto no hay problema...el problema viene cuando la sangre empieza a circular, que duele que no veas, pero todo bien. El pobre Jorge encima no puede hacer nada más que darme consuelo y esperar a que se me pase para darme ánimos.
Ya a la mitad, mis tripas dicen...hasta aquí...y no me queda otra que quitar lastre. Así que Jorge monta reunión...y le digo tira....pero no mires atrás...jajaajajaja. En el monte esto es la rutina diaria. Seguimos ganando metros y cada vez voy más confiada, me gusta y disfruto con cada pioletazo, aunque de vez en cuando los gemelos me dicen para que reventamos...no se si será de la bota, de los crampones de correas o simplemente en que no estaba acostumbrada a ir tanto rato con tanta pendiente, seguramente será lo último.
Resalte |
Ya casi estamos arriba, últimos metros y la luz del sol otra vez. Arriba ya se notaba que le daba un poco el sol a la nieve ya que estaba bastante peor y era pisar y para atrás, pero solo fueron ya los últimos metros. Después de 3 horas, por fin arriba, menuda ilusión, no me lo creía la verdad. Nada más llegar aun nos quedamos ahí un rato al sol, de hecho Jorge se hecho una pequeña siesta, ya que tirar de mi cansa.
En el collado |
En la cima del corredor |
Hacia el primer rapel del corredor Y |
Creo que hicimos tres rápeles (donde se nos engancho la cuerda en uno al recogerla y Jorge tuvo que subir para desengancharla). En ese primer rápel es muy fácil que se enganche la cuerda además desde casi el principio, se mete en una fisura entre la roca y no hay quien la saque, con lo que hay que estar atento al rapelar en que no se meta por ahí.
En los rapeles
La verdad que el paisaje era alucinante, las primeras luces bajando del atardecer. Después de los
rápeles quedan aun unos metros de piolet y crampones con pendiente, los
cuales hicimos ya con el frontal en cabeza. Yo la verdad que esta bajada la lleve muy mal, perdimos mucho tiempo vagueando arriba y buscando la bajada, aunque lo que más tiempo nos hizo perder es que yo bajando iba muy despacio, digamos que soy torpe por naturaleza y el cansancio ya al llegar abajo del corredor "Y" casi podía conmigo. Ya abajo del corredor, solo quedaba el último tramo. No se veía nada pero íbamos intuyendo el camino poco a poco, todo a la derecha primero y luego para abajo pasado el ibón.
Fue una actividad increíble, cansada pero que repetiría bien a gusto, aunque de paquete, jeje, aunque quien sabe la experiencia y el tiempo me van dando valor con los años.
Un bonito atardecer |
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